Asoman errores en las teorias del cambio climatico

El Sr. Hammerstein y sus amigos deben de estar ya planificando cual será la próxima inventiva para oponerse a San Glorio. El tan cacareado calentamiento global empieza a desmoronarse. Van ya tres meses de temperaturas inferiores a la media en este verano de 2007. Un verano del que por cierto el Ministerio de Medio Ambiente de la Sra. Narbona alertaba allá por el mes de mayo que iba a ser tanto o incluso más cálido que el anterior (JA, JA, JA).

Alguien debería de pedir responsabilidades por alarmar a la población con meses de antelación sobre algo que estamos viendo no está ocurriendo. Sra. Narbona, si no es capaz de dar una al derecho con dos meses de antelación (ni siquiera con una semana lo pueden hacer los meteorólogos), ¿cómo es posible que se pronostiquen cambios a determinados años vista?. Explíquese, o VÁYASE.

Bueno a lo que vamos. Resulta que hace días aparecía una noticia que viene a demostrar nuevamente que las teorías del calentamiento global son débiles y cada vez más infundadas. La NASA había cometido un error en las mediciones del año 1998, el cual ha sido utilizado por los pseudo-científicos del calentamiento global para tratar de demostrar que la tierra se calienta. Pues bien, ahora resulta que tras detectar ese error, el año más cálido desde que comenzaron las mediciones en 1880 no es 1998 sino que es 1934.

En la década de los años 30 debía de haber muchas más emisiones de CO2 que ahora, o de lo contrario debe de ser una falacia la afirmación de que el hombre está calentando el planeta a causa de las emisiones de CO2. Ya lo veíamos en el documental al que aludía algunas entradas atrás, este sí, demostrado científicamente.

Destacable también el hecho de que las mediciones tomadas por las estaciones meteorológicas que sirven a los pseudo-científicos para alarmar sobre el calentamiento global podrían no ser tan certeras como nos hacen creer. Cuando hace 30 años se instalaron esas estaciones meteorológicas, las ciudades quedaban alejadas de ellas, pero hoy en día estas han crecido y las estaciones meteorológicas se encuentran si no dentro de las ciudades, bastante próximas a ellas.

Es un hecho que la temperatura en el interior de una ciudad aumenta respecto a la del exterior. Los pseudo-científicos se basan en que en los últimos años las mediciones de temperatura de las estaciones meteorológicas han aumentado, pero no se dan cuenta de que han aumentado debido a que donde antes había una estación meteorológica rodeada de campo, ahora está rodeada de calles y edificios. Y se quedan tan "panchos", como el Sr. Catedrático.

Leamos la noticia del error en las mediciones de la NASA, que es para mear y no echar gota. Por cierto, ¿por qué esta noticia no está teniendo trascendencia en los medios?. Aquí sí que huele a podrido.

La NASA rectifica: el año más cálido de la historia no fue 1998, sino 1934.
El año 2001 ni siquiera está entre los diez más calurosos de los últimos cien años, y la mayoría de los años del nuevo siglo XXI se han situado, ahora, por debajo de los 100 más cálidos.
La noticia se ha publicado discretamente en la prensa norteamericana, mientras que en Europa ha sido prácticamente ignorada por los medios, prácticamente todos abonados a la corriente del eco-alarmismo. El organismo responsable de los datos no sólo no ha emitido una nota de prensa sino que ni siquiera ha publicado una advertencia en su página web para advertir del cambio.

Ha sido un estadístico canadiense, Steve McIntyre, quien ha sacado los colores al Instituto Goddard (GISS) de la NASA. El autor de Climate Audit ya refutó, en su día, el modelo estadístico conocido como de "palo de hockey", con el que los promotores del consenso político sobre el calentamiento global representan el supuesto calentamiento del planeta como consecuencia de la emisión intensiva de CO2 debida a la actividad de la industria.

El Instituto Goddard (GISS) de la NASA no ha tenido más remedio que rendirse a la evidencia científica y reconocer que en su serie histórica de temperaturas de los Estados Unidos hay errores de bulto, que la agencia federal ha atribuido a un fallo en la aplicación informática encargada de calcular la media.

La corrección a la baja se ha publicado con sigilo, a pesar de que contiene cambios significativos; entre otros, que 1998 ya no es el año más caluroso en Estados Unidos desde que se registra la temperatura. El nuevo campeón del calor es el año 1934. Este hecho tiene relevantes implicaciones, no sólo por el hecho de que echa por tierra el fundamento histórico del alarmismo ecologista, sino porque cuestiona la relación entre emisiones de CO2 y calentamiento global, al menos en lo que a los Estados Unidos –el país más industrializado del mundo– se refiere.

La serie histórica del GISS en la que se han basado los profetas del calentamiento global contenía otros errores significativos, como que los años comprendidos entre 2000 y 2005 registraban en la tabla de la Nasa una temperatura media 0,15 grados superior a la real.

Después de la corrección a la que se ha visto obligado el GISS, resulta que 2001 ni siquiera está entre los diez años más calurosos de la serie histórica, o que los años 2000, 2002, 2003 y 2004 –es decir, la mayoría de lo que llevamos de siglo XXI– están por debajo de los cien más calurosos.

El GISS está dirigido por James Hansen, el primero en dar la alarma sobre el supuesto calentamiento planetario, en una célebre comparecencia en una comisión del Senado de los Estados Unidos de América.

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